Normalmente ,cuando hacemos una receta , intentamos poner la procedencia o el origen de la misma , con estos pastelitos se nos hace bastante difícil puesto que hay diferentes versiones , diferentes maneras de hacerlos , unos hablan de Turquía , otros de Mongolia. Lo único cierto es que están muy buenos
Además cuentan con un alimento milenario , de los más antiguos que existen : la miel , esa alternativa tan saludable frente al azúcar , con vitaminas y antioxidantes pero con bajo contenido en grasa , colesterol o sodio.
Ingredientes para 4 porciones de entre 3 y 4 pastelitos:
Precalentar el horno a 180º . Pintar una bandeja , poco profunda , para horno con mantequilla derretida. En un bol , mezclamos las almendras picadas , semillas de sésamo , clavo , canela y el pistacho machacado.
Untar 3-4 hojas de pasta filo con mantequilla y colocamos una de ellas en el fondo. Añadimos parte de la mezcla y colocamos otra hoja filo y así sucesivamente hasta que lo tapemos con la última hoja de pasta filo. Sellamos los bordes con la pasta para poder aguantar así la mezcla .
Marcar el pastel haciendo rombos por encima , hornear en el centro durante 30 minutos , pasado este tiempo lo cubrimos para evitar que se queme y lo dejamos unos 15 minutos más siempre vigilando que no se tueste en exceso.
Para hacer el sirope , disolvemos el azúcar y la miel en 90 ml o 6 cucharadas de agua en una cacerola a fuego suave. Sin que llegue a hervir , lo dejaremos unos 5 minutos , lo retiramos del fuego , añadimos el zumo de limón y la esencia de vainilla , mezclamos bien y al retirar las baklavas del horno , con cuidado , colocamos el sirope por encima.
Dejamos enfriar y servimos
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